LA
TRASCENDENCIA DE LA VIDA
La posición del hombre en el mundo está
determinada por el hecho de que dentro de toda dimensión de su ser y de su comportamiento se encuentra
permanentemente entre dos límites. Esto se patentiza como la estructura formal de nuestra existencia, que en sus diversos sectores, actividades y destinos se rea-liza cada vez con contenido siempre distinto. Vivenciamos que la
sustancia y el valor de la vida y de cada
hora se encuentran entre lo más elevado y lo más mundano; todo pensamiento entre lo juicioso y lo disparatado,
toda posesión entre lo más extenso y lo más
limitado, todo acto entre una gran y una reducida medida de significado,
suficiencia y moralidad. Nos orientamos de forma permanente; cuando no lo hacemos con conceptos abstractos,
nos servimos de referencias lingüísticas
tales como «encima-de-nosotros» y «debajo de nosotros», «derecha» e
«izquierda», «más» o «menos», «lo firme» y «lo laxo», «lo mejor» y «lo peor». Los límites de arriba y abajo son
nuestros medios para orientarnos en el espacio
infinito de nuestro mundo. Del hecho de que dispongamos de límites siempre y
por doquier, puede deducirse que somos también límites.
No hay comentarios:
Publicar un comentario