lunes, 27 de agosto de 2012

ROCÍO SIMANCA ECHAVEZ


 Un motivo de esperanza


En un mundo donde cada vez abundan más rostros desanimados, espíritus cansados, mentes hipercríticas, el II Encuentro del Papa con las Familias, celebrado en Río de Janeiro el pasado 4 y 5 de octubre, significó para mí, una inyección de alegría y de esperanza.

El Papa justamente convocó a las familias del mundo bajo ese lema: Familia, don y compromiso, esperanza para la humanidad.

Pero esperanza en qué y para qué. A veces pareciera que los hombres ya no esperamos, no vivimos como dice el apóstol Pablo alegres en la esperanza. El Pontífice, en cambio, demuestra ser un hombre esperanzado, anclado en Dios.

Y quizá por esto cosecha tantos seguidores y admiradores. Con su humor y su sonrisa tierna conquista los corazones de las personas sedientas por vivir la alegría de ser cristianos y de sentirse amados por Dios.

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